sábado, 11 de octubre de 2008

ANDRÉS CRISCAUT OPINA SOBRE LA CRISIS DE BOLIVIA

“Hay una capa por debajo de la que no se tiene tanta información”

La Republica de Bolivia atraviesa una crisis social histórica con el intento secesionista de los departamentos de Santa Cruz, Beni, Tarija y Pando. Detrás del discurso de sus gobernadores, se esconden intereses económicos de un pequeño sector que ve peligrar sus ganancias extraordinarias. Andrés Criscaut -especialista en política internacional egresado de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, encargado de Prensa de Naciones Unidas para la región y columnista del suplemento cultural ADN de La Nación- desmenuza desde su particular mirada la complejidad del conflicto.

Ahora parece que la situación en Bolivia está más calma, pero, ¿cree que otro intento de desestabilización del Poder Ejecutivo es simplemente una cuestión de tiempo?
Sí. La situación en Bolivia está muy polarizada, si bien ahora la cosa está calmada, no se va a mantener así por mucho tiempo. Hay diferencias históricas entre la zona denominada “Medialuna fértil” y el resto del territorio. Es muy importante entender la cuestión de la legitimidad y el uso de la fuerza de las provincias autonomistas, es decir; ver hasta qué punto llega un sector que detenta el uso del aparato estatal (de las provincias separatistas) para llevar a cabo sus planes económicos.
Además de su posición pro indígena, el Gobierno boliviano tiene una clara orientación marxista que lo aleja de los presidentes de Brasil, Chile, Argentina y Uruguay. Sin embargo; todos se han reunido para apoyarlo: ¿Cuán verdadero es ese apoyo? ¿Estarían estos países dispuestos a ir más allá de una simple declaración en caso de que sea necesario?
Yo diría neo marxista o de tendencia marxista socialista, con todo lo que eso significa en el siglo XXI. A pesar de no haber militado en ningún partido, el vicepresidente Álvaro García Linera tiene una interesante formación en el socialismo por su profesión de sociólogo. La cuestión del reclamo por la distribución de la tierra y otros aspectos lo alinean con estas ideas.
Si bien se firmó el apoyo de los países sudamericanos a Evo Morales, hay empresas transnacionales que están muy ligadas al sector energético como YPF Repsol, o Petrobras. ¿Qué diferencias puede haber entre la política exterior de Brasil y la de su empresa estatal de petróleo?. Hay una capa por debajo de la que no se tiene tanta información. Habría que ver que pesa más, si la relación diplomática entre los países o el interés capitalista de las empresas trasnacionales.
Si bien se han dado intentos secesionistas en varios lugares del mundo durante los últimos tiempos, América Latina parecía un territorio lejano a esas problemáticas; ¿Por qué ahora?
Hay un crecimiento de la opinión publica en América Latina que le dificulta a Occidente –Estados Unidos y Europa- los factores de control. Puede haber cierto paralelismo pero no se puede hablar de una Guerra Fría, ya que no se debate entre dos modelos ideológicos, sino que la batalla es geopolítica. Estos nuevos gobiernos latinoamericanos con ciertos rasgos populistas tratan de enfrentarse a EEUU en algunos aspectos, pero no hay una alternativa diferente de sistema.
En este marco, hay un nuevo tipo de aplicación de mecánicas sobre América Latina por parte de Occidente, -y por esto Kosovo sienta un precedente muy importante ya que EEUU fue el primero en reconocer su independencia-, en el que si no se puede controlar el Estado, se fomentan y financian intentos separatistas de una pequeña porción del territorio rica en yacimientos energéticos y con ideas liberales importadas de Occidente. Mientras más chico, menos gente para repartir las ganancias y más fácil de controlar es el país.


NICOLÁS VIGARELLI IVÁN GÓMEZ

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